Las partículas de suciedad o películas en los componentes y ensamblajes pueden provocar daños, tanto molestos como fatídicos. Pueden mermar el funcionamiento o la vida útil de...
● los propios componentes cuando se empiezan a utilizar.
● otras partes del sistema en los que se utilizarán posteriormente (por ejemplo, en un motor).
● el equipo existente en otros procesos de producción y montaje.
En los sistemas mecánicos, esto se traduce en atascos de rodamientos o superficies deslizantes, en obstrucciones de filtros y boquillas o en bloqueo de válvulas. En los componentes electrónicos, la contaminación puede derivar en cortocircuitos, chispas de alta tensión y corrientes de fuga o contactos aislados.
Las partículas de suciedad suelen ser inocuas para los propios componentes, pero pueden provocar daños de otras maneras; por ejemplo, en circuitos hidráulicos (en el caso de combustibles o refrigerantes) si llegan hasta los filtros y las válvulas. En otro artículo encontrará un ejemplo detallado del peligro que entrañan las partículas para la batería de un coche eléctrico.
A mayor complejidad y sensibilidad de los componentes, mayor es la importancia que reviste la limpieza técnica. Los motores modernos con uso eficiente de combustible, por ejemplo, son mucho más susceptibles que los modelos más antiguos. En los sistemas de asistencia a la conducción, la más mínima partícula de suciedad en el sensor de una cámara podría generar errores que acabaran provocando un accidente.