¿Cuáles son las medidas de control de calidad para las baterías de coches eléctricos hoy en día en este sentido? Después del montaje, las células de la batería se cargan y descargan varias veces y se comprueban las propiedades electrónicas. Sin embargo, la contaminación por partículas raramente se detecta de esta manera. Siempre y cuando las partículas no perforen el separador, no suponen un problema serio y apenas afectan al flujo de corriente.
Los flujos de corriente fuertes que se producen durante la carga, la aceleración y el frenado ejercen fuerzas físicas en las célula de baterías. Esto hace que las partículas se vayan moviendo. En el peor de los casos, estas chocan con el separador provocando el incendio de la batería.
Las partículas con tamaños de apenas unos micrómetros pueden detectarse con microscopios industriales; existen soluciones a tal fin desde hace años. Sin embargo, la inspección es demasiado larga. Solo es adecuada para inspeccionar objetos individuales, pero no para la producción masiva a gran velocidad.
Por todo ello, los fabricantes todavía no han sometido a examen sus células de baterías en busca de contaminación por partículas, ya que saben que el peor de los escenarios es muy poco probable. No cabe duda: ante el número relativamente pequeño de vehículos eléctricos, este problema podría pasar inadvertido durante mucho tiempo. Se estima que, en el año 2021, había aproximadamente 17 millones de coches eléctricos en todo el mundo.
Pero si en un futuro no muy lejano pueden llegar a ser cientos de millones, el segundo o tercer decimal podría empezar a cobrar importancia. La contaminación por partículas en las baterías de coches eléctricos podría convertirse entonces en un riesgo de seguridad real, incluida la mala prensa al respecto y retiradas de producto por parte de los fabricantes de coches y baterías.